Sobre la prisionalización de los hijos de mujeres reclusas destacan varios contras como la ausencia o escasa presencia de figuras masculinas y de la familia, quien tiene un importante papel en el proceso de socialización de los niños en esta primera etapa. (Universidad Complutense de Madrid, 1998, 3). Además, algo importante para el desarrollo de los niños pequeños es la calidad de estimulación que la madre les proporciona, la que en el caso de estos niños reciben en la intimidad es muy baja. Para compensar esto y contribuir a una buena estimulación de los pequeños, la mirada se dirige a las guarderías que existen dentro del mismo recinto penitenciario. Según estudios que comparan guarderías del interior de las prisiones con otras del exterior, la calidad de la atención educativa que se da a los hijos de las mujeres presas en Madrid I y Madrid II está por encima de los mínimos exigidos, mientras que los centros de Sevilla y Valencia quedan por debajo de estos; por ello se puede afirmar que lo que se encuentra en estas guarderías no es siempre confortador, ni ofrece esperanzas sobre la compensación de las deficiencias de la estimulación que caracterizan a las prisiones (Jiménez, 2004, 47, 52-57; Leganés, 2009, 11)
Debido al reducido número de cárceles para mujeres, estas son generalmente trasladadas a prisiones alejadas de sus lugares de residencia y familias. Esta dispersión dificulta el mantenimiento del contacto y la supervivencia de los lazos familiares. (Townhead, 2006, 5)
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